A todas las mujeres les gustaría tener un embarazo normal y sin complicaciones, pero no sucede lo mismo en todos los casos y a veces se da un embarazo de alto riesgo, algo que el profesional médico debe supervisar en todo momento para que el embarazo pueda llegar a término sin ninguna complicación.
Es importante tener en cuenta que en el caso de un embarazo de alto riesgo no quiere decir que vaya a producirse algo sino que por diferentes causas hay más predisposición a que el embarazo no vaya todo lo correcto que se desease. Por eso es tan importante la supervisión médica en todo momento.
Sólo un 10% de los embarazos se consideran de alto riesgo, aunque no hay un acuerdo unánime sobre cuáles deben ser considerados como tal, ya que las causas que provocan un embarazo de alto riesgo son muy variables y pueden ocurrir antes, durante o después de la gestación. El término se refiere a que circunstancias médicas, sociales, ginecológicas u obstétricas puedan poner en riesgo la salud de la madre, del bebé, o de ambos, con una probabilidad superior a la de la población general durante la gestación, el parto o el puerperio.
Causas del embarazo de alto riesgo:
Madre menor de 18 años o mayor de 40 años
Embarazo múltiple
Toxoplasmosis
Que la madre consuma alcohol o fume e incluso que sea adicta a alguna otra droga
Hepatitis
Anemia
Madre con obesidad mórbida
Preeclampsia y eclampsia.
Por supuesto, sin olvidar que hay otras situaciones que pueden favorecer también que la gestación pase a ser de alto riesgo. Nos estamos refiriendo a que la mujer sufra diabetes, hipotiroidismo, una enfermedad de transmisión sexual, problemas de corazón…
Entre los síntomas que pueden alertar de que hay que tomar medidas porque no se está ante un embarazo normal se encuentran hemorragias leves, dolores de estómago, pérdida de líquido por la vagina, contracciones uterinas, mínimo movimiento del feto.
Riesgos
Una vez que conocemos qué es y cuáles son sus causas más frecuentes, tenemos que saber qué complicaciones puede traer consigo un embarazo como el citado. En ese caso, podemos determinar que entre algunas de las más significativas y que merece la pena tener en consideración están el parto prematuro, el aborto, el desprendimiento de la placenta o retraso en el crecimiento uterino, entre otras.
Cuidados y tratamiento para un embarazo de alto riesgo.
Precisamente por los peligros que trae consigo una gestación como esta, se hace necesario que la mujer, ante uno de los síntomas expuestos, acuda a su doctor. Si este le diagnostica un embarazo de alto riesgo, será necesario que siga sus indicaciones, entre las que pueden encontrarse estas, tal y como te dimos a conocer en un artículo anterior:
Debe acudir a todas y cada una de las citas médicas que le concierte para poder realizar un seguimiento exhaustivo del embarazo.
Tiene que dejar de fumar, de beber alcohol y de tomar cualquier otra sustancia tóxica que ingiera.
Imprescindible que siga una dieta sana, completa y equilibrada. Eso pasa porque lleve adelante una alimentación que se sustente en cinco comidas diarias (desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena) y que sea rica en frutas y verduras. De la misma manera, debe reducir a la mínima expresión la ingesta de bollería, platos muy especiados y recetas con mucha grasa.
No debe realizar grandes esfuerzos, porque de llevarlos a cabo podría empeorar notablemente su estado de salud.
Tiene que descansar de forma periódica y habitual.
Todo eso sin pasar por alto que, si así lo considera necesario, el médico podría indicar la necesidad de que fuera ingresada para poder realizarle ciertas pruebas o un seguimiento más exhaustivo.