Un cerclaje cervical es un procedimiento terapéutico que consiste en estrechar el cuello uterino con un hilo metálico o de nylon. Se usa en casos en los que existe un riesgo de aborto debido a que el cuello uterino se encuentra ligeramente distendido, lo que facilita el paso del feto al exterior. Esto es lo que se conoce como incompetencia o insuficiencia cervical.
Es un método que aparece en la década de los 60 y desde entonces se ha practicado en un gran número de mujeres con un muy elevado porcentaje de éxito, evitando así numerosos abortos o partos prematuros.
¿Por qué se realiza?
Antes del embarazo, el cuello del útero está cerrado, largo y firme. Durante el embarazo, el cuello del útero se ablanda, disminuye en longitud (borramiento) y se abre (dilata) al prepararse para el parto. Sin embargo, si tienes un cuello uterino deficiente o corto, este puede comenzar a abrirse demasiado pronto. En consecuencia, puedes sufrir un aborto espontáneo o tener un parto prematuro.
Tu profesional de salud puede recomendarte que te realices un cerclaje cervical durante el embarazo para prevenir un parto prematuro si presentas lo siguiente:
Antecedentes de pérdidas de embarazos en el segundo trimestre relacionadas con la dilatación cervical sin dolor y sin trabajo de parto o desprendimiento de la placenta (cerclaje cervical indicado por historia clínica)
Un cerclaje anterior debido a dilatación cervical sin dolor en el segundo trimestre
Dilatación indolora del cuello del útero diagnosticada en el segundo trimestre
Una longitud corta del cuello uterino (menos de 25 milímetros), detectada antes de las 24 semanas de gestación, en un embarazo único.
Procedimiento
Para establecer la necesidad de llevar a cabo un cerclaje cervical se puede realizar una serie de pruebas para determinar si la apertura del cérvix es problemática o no. Uno de estos métodos es la introducción de tallos de Hegar por el cérvix, que en el caso de mostrar facilidad para pasar por éste es indicador de la necesidad de cerclaje. Otros métodos son la resonancia magnética nuclear o una ecografía transvaginal.
Hay tres formas de llevar a cabo un cerclaje cervical:
Cerclaje McDonald
Es el más común y se realiza mediante una sutura en forma de cadena que permite tener el cuello uterino cerrado. Surge en la década de los 50.
Cerclaje Shirodkar
En este tipo, las suturas pasan a través del cuello del útero y no permanecen expuestas, lo que reduce el riesgo de infección. Aunque se considera que es una técnica más complicada que la McDonald, al tener que suturar a través del cuello uterino y no alrededor, se considera que tiene un menor riesgo de infección. Surge poco después del método McDonald.
Cerclaje abdominal
Es el menos frecuente, porque supone suturar dentro del abdomen y sus resultados son permanentes, además de un gran riesgo de causar hemorragias y supone un nacimiento por cesárea.
Indicaciones
Además, existen diferentes tipos de cerclaje dependiendo del historial clínico de la mujer:
Cerclaje profiláctico o electivo
Está indicado a aquellas mujeres con un historial de abortos o partos prematuros. Se realiza entre las semanas 13 y 16 del embarazo. Presenta una efectividad entre el 80 y 90 por ciento.
Cerclaje terapéutico o secundario
Se practica a aquellas mujeres que presentan otro tipo de historial clínico con operaciones que elevan el riesgo de incompetencia cervical. En este caso se realiza alrededor de la semana 20, siempre que se detecte un cérvix menor de 25 milímetros.
Cerclaje de emergencia
Se realiza a aquellas mujeres que presentan las membranas amnióticas del feto de forma visible a través del cérvix. Presenta una efectividad entre el 40 y el 60 por ciento.
Después de un cerclaje cervical
El cerclaje es una operación que se lleva a cabo bajo anestesia general y que dura unas pocas horas. Tras la operación, la embarazada debe guardar reposo durante unos días o semanas, evitando esfuerzos o las relaciones sexuales, y tiene que acudir de manera regular al ginecólogo para el control de la sutura. Las suturas se retiran alrededor del noveno mes de gestación.
Entre el 70% y 90% de las mujeres que se someten a un cerclaje cervical puede dar a luz sin ningún tipo de problema.